Thursday, May 8, 2008

HAITI, GALLETAS DE BARRO Y LA SOLIDARIDAD AHORA

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El hambre está llegando a niveles de epidemia en la vecina Haití, el aspecto mas dramático lo evidencia el hecho de que en zonas de la meseta central del país (ciudad del Sol) la gente está comiendo en estos momentos, GALLETAS DE BARRO o “picas”.
Según un informe de Stephen Lendman del Centro para las Investigaciones sobre Globalización “es un desesperado remedio haitiano hecho de barro seco amarrillo”. Para lograr ese ¿“alimento”? “mezclan barro, sal y aceite vegetal, es de una consistencia suave, pero la mezcla se deshace tan pronto se toca con la lengua… una dieta de galletas de barro causa desnutrición severa, dolor intestinal y otros efectos dañinos por toxinas potencialmente mortales y parásitos”.
Esta realidad es espantosa para el continente y es motivo suficiente para que los dos candidatos presidenciales con mayores posibilidades electorales en la República Dominicana (la parte este de la isla Quisqueya que compartimos con Haití) pongan de lado la politiquería y las mezquindades “propias” de la contienda electoral y se preocupen seriamente ante este cuadro. Haití, requiere de la solidaridad internacional sin más premura y los dominicanos, tenemos que motorizar toda acción que sintonice a la comunidad internacional frente a esta realidad y lejos de cualquier disparate “nacionalista”.
Los haitianos son nuestros hermanos y lo serán por el resto de la vida; además no pueden tirarse a la mar y por consecuencia tendremos que darle acogida a un numero imprevisto de vecinos, si la comunidad internacional no prioriza la situación haitiana y viabiliza ahora el acceso a alimentos en una primera etapa (es decir ahora) y un plan sustentable y serio de crecimiento interno que desactive una explosión social que puede tener consecuencias inimaginables.
La otra cara de la misma moneda y en sintonía con la carestía de alimentos a nivel mundial, es la necesidad de que la República Dominicana recupere el camino de la producción nacional y la auto-suficiencia alimentaria y olvide el modelo neo-liberal que ha destruido la industria nacional y la producción agrícola local.
Una realidad insoslayable como la descrita, requiere de una profunda reflexión de los grupos de poder y las organizaciones políticas que tienen mayor gravitación en la sociedad dominicana. Esta realidad obliga a dejar de lado posiciones megalómanas, egocéntricas y comportamientos autoritarios, para finalmente estar al servicio del bienestar colectivo.
Quien gane las elecciones no puede imponer sus caprichos por encima del sentido común como ocurrió con el metro y sí entender que la coyuntura es decisiva para sembrar ahora la producción agrícola necesaria para los próximos años.
Debemos hacer una seria y profunda reflexión sobre el problema del desabastecimiento de productos básicos en Haití, la alarma mundial por la escasez creciente de alimentos sobre todo granos, cereales y lácteos y la necesidad de recuperar nuestra autosuficiencia alimentaria por lo menos con productos de ciclo corto y que respondan a la canasta básica de alimentación.
Debemos colocar esta realidad por encima de la coyuntura electoral y politiquera y dar categoría de política de Estado a este desafió, pues de lo contrario, sobre nosotros se ciernes situaciones sumamente difíciles de las cuales no podremos culpar a nuestros vecinos como regularmente ocurre cuando nos llegan las desgracias.



Por: Samuel Sanchez

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